Todos sabemos que hay políticos que apelan a la “democracia” cuando, en realidad, sus hechos están muy alejados de su significado. Con el término “cultura” pasa lo mismo. Hay cargos públicos que se llenan la boca de buenas intenciones con mensajes a sus potenciales electores, pero están haciendo lo contrario.
Cuando hablo con fotógrafos que viven fuera de Cataluña, algunos Premios Nacionales de Fotografía y todos profesionales muy relevantes, siento una sana envidia por el hecho de que reciben asiduamente encargos para trabajar en proyectos culturales relacionados con su comunidad o sobre temas de interés general, como la biografía de Cervantes o el Coto de Doñana. Por no hablar del recorrido de un festival como PhotoEspaña, con una editorial muy potente, La Fábrica, y un montón de actividades paralelas, sana envidia de los que vivimos lejos de la capital.
Comparemos esto con la sequía permanente, a nivel institucional, de la fotografía en Cataluña. Me consta, por miembros de la comisión que se reunían con Ferran Mascarell, el último Consejero de Cultura, de la dificultad que han tenido hasta ahora para reanudar los encuentros con el nuevo equipo y esbozar un Plan Nacional de Fotografía, más allá de la web Fotografía en Cataluña, de reciente creación. ¿Alguien recuerda cuando tuvo lugar la última edición de la Primavera Fotográfica?
Decisiones erróneas
Los fotógrafos catalanes (y no catalanes) de más renombre trabajan, en general, para medios extranjeros. Y la razón es que en Cataluña, las ayudas (yo diría más bien, la voluntad de echar una mano) brillan por su ausencia. Por mi compromiso con la National Geographic Society se me escapó una sonrisa cuando, desde el Patronato de Turismo de la Costa Brava y la Diputación, me comentaron la idea de proponer al reconocido fotógrafo Steve McCurry que hiciera un libro sobre Girona y comarcas (recientemente ha estallado una evidencia con fotografías retocadas informáticamente que ha dejado muy maltrecha la reputación de McCurry, pero para mí sigue teniendo un ojo privilegiado). “¿No sería más lógico contratar a los fotógrafos, conocedores del terreno y con un archivo fantástico, que pagar una millonada a un fotógrafo de Filadelfia, por más renombre que tenga?”, comenté. Hablamos del mismo patronato que usó una foto de las Bahamas y otra de Australia y de Nueva Zelanda tomada por Larisa Denning, como si fueran de Cataluña. Aparte borraron el nombre de la autora y lo sustituyeron por otro inventado. Huelga decir que si hubieran tenido una mínima sensibilidad y hubieran encargado el trabajo a fotógrafos del territorio se habrían ahorrado tanta vergüenza. Un profesional necesita muchos años para madurar en esta difícil materia y sólo los que lo ignoran todo sobre ello creen que es fácil.
Un abuso descomunal
Ahora la Agencia Catalana de Turismo ha hecho otro de sonada. El 18 de mayo se conocieron las bases de un concurso de fotografía promovido por este organismo con una cláusula claramente abusiva. La Agencia Catalana de Turismo representa a toda Cataluña y para ello dispone de marcas de prestigio a nivel mundial como Dalí, Gaudí o Picasso. Pero, en cambio, pretenden hacerse con un banco de imágenes organizando un concurso de fotografía. Y todo, con una inversión modesta que contrasta con el presupuesto de este organismo, que en 2015 fue de 21.400.000 euros.
La cláusula abusiva en cuestión -se puede leer hacia el final de las bases, al punto 9- es donde dice que “la participación en este concurso implica la cesión gratuita y no exclusiva de los derechos patrimoniales de la propiedad intelectual sobre las fotografías de los participantes a favor de la Agencia Catalana de Turismo para su explotación en cualquier formato o soporte, para cualquier sistema, procedimiento o modalidad existente y / o conocida en la actualidad”.
¿Y eso qué implica? Pues que cualquier persona, sólo por el hecho de participar en el concurso (sin necesidad de tener que ganar premio) ya está cediendo, sin ver ni un solo euro, su obra a la Agencia Catalana de Turismo, que puede hacer el uso que crea conveniente. Es decir, tienen un presupuesto de más de ocho dígitos pero necesitan explotar los fotógrafos y apropiarse de su obra para disponer de un extenso banco de imágenes.
Se trata, desde mi punto de vista, de una iniciativa muy burda para hacerse con una colección de imágenes en detrimento de los profesionales que pagamos unos impuestos para ejercer nuestra vocación, con los que se abonan los sueldos de muchas personas de este organismo (este año tienen presupuestado más de 5.000.000 de euros en gastos de personal), entre ellos los de las mentes brillantes que han concebido esta iniciativa.
Dudo mucho que en Francia, Reino Unido o Alemania, no sólo no hagan este tipo de abusos, sino que no encargaran esta tarea a sus mejores fotógrafos, pagándoles honorarios dignos, como reconocimiento de su formación y talento.
Movilización profesional
El problema no es sólo el agravio que supondrá para muchos fotógrafos residentes en Cataluña que viven de la venta de las imágenes a patronatos, ayuntamientos y oficinas de turismo (con lo que facturan pueden pagar sus impuestos), sino que, con estas estratagemas, los fotógrafos jóvenes no tienen la más mínima oportunidad de hacerse un futuro en la profesión. Es imposible competir contra medidas de esta índole.
¿Por qué, pues, pagar impuestos por el solo hecho de ejercer la profesión, si después la misma administración aplica cláusulas abusivas? Y que conste que son comunes en todas las comunidades autónomas, no sólo en Cataluña.
Los fotógrafos extranjeros que conozco se ponen las manos en la cabeza cuando explico con qué impunidad se organizan concursos en España para hacerse, por cuatro chavos, con un archivo fotográfico.
La situación es tan desesperante que incluso hay un grupo en Facebook llamado Stop Cláusulas Abusivas con los Fotógrafos con casi 14.000 seguidores y donde se discute, día sí y día también, este tipo de cáncer profesional consistente en avispados que explotan las imágenes elaboradas por los demás a cambio de una zanahoria, aprovechando el afán de reconocimiento de muchos aficionados.
-¿Y no hacéis nada? – Me preguntan, los fotógrafos extranjeros, asombrados.
–¡Qué va! Este es un país de pillastres y las leyes (y los políticos) no parecen estar por la labor de defender a un colectivo como el nuestro que preserva, gracias a su dominio de la fotografía, la memoria histórica de una sociedad.
Hacer fotos, físicamente, las puede hacer un niño de dos años. Sólo hay que pulsar un botón. Pero hacerlas bien, y que aporten los valores intangibles que superan la frontera entre un vulgar registro y una imagen memorable, requiere de muchos años de preparación. En este sentido, muchas gracias de nuevo a la administración y a la Agencia Catalana de Turismo. “¿Por qué el fotógrafo debe renunciar a unos honorarios financiando el trabajo de instituciones que responden de recursos para cumplir con sus objetivos?” Se pregunta el fotógrafo y docente Carles Mitjà en Facebook.
Y además, con exigencias
Por último, las reglas del concurso de la Agencia Catalana de Turismo dejan mucho que desear. Aparte de ser de dudosa legalidad en lo que se refiere a los derechos de propiedad intelectual e industrial, también exigen que los participantes estén al día de sus obligaciones fiscales con el Estado, la Generalitat y con la Seguridad Social, que las fotos sean inéditas y que los concursantes asuman los costes de cualquier demanda por parte de terceros, si éstos consideran que infringe el derecho a la propia imagen. ¡Poca broma! A menudo se piden cantidades muy elevadas.
Este concurso es, pues, la manera de hacerse un archivo apropiándose de todas las imágenes presentadas, lo que supone una falta de consideración a la inteligencia de los aficionados y los profesionales de la fotografía. Si iconos de la cultura catalana, que a día de hoy tanto se veneran, como Xavier Miserachs, Oriol Maspons, Francesc Català-Roca o Toni Catany, levantaran la cabeza, seguro que tendrían claro que con iniciativas como esta no podrían haber ejercido jamás su profesión, ni crear la obra que ahora tan afanosamente exponemos orgullosos como testimonio de nuestra historia.
Como constata el veterano periodista Josep Martí Gómez en su libro “El oficio más hermoso del mundo”: “Hace tiempo que nos robaron la cartera sin que nos diésemos cuenta. O tal vez no quisimos darnos cuenta de que nos la robaron“. Eso es lo que hay. Pan para hoy y hambre para mañana.
Comentarios
Ojo con “La Fábrica y PhotoEspaña”
Aquí te inserto un mail que les envié a cuenta del concurso fotográfico “Espíritu Ribera”, por primer año en PhotoEspaña, gestiona “La Fábrica”. Es impresentable.
Después de este mail han modificado las bases un poquito. Les esvié el mail a la Fábrica, Ribera del Duero, departamento de comunicación de PhotoEspaña y varias páginas de concursos y difusión footgráfica. ME contestó Ribera del Duero porque parece que no es buena imagen la que dan. Pero La Fábrica no se ha enterado de nada. Atento:
Buenos días.
Me dirijo a ustedes porque parece que su entidad es la que recibe los datos de participación de dicho concurso.(Aparte de otro. en el punto 7 de las bases de este “concurso” aparecen 2 concursos, “Un día en Madrid” y el mencionado arriba y objeto de este e.mail. Hasta ese punto llega la dejadez en la redacción de dichas bases)
Les escribo porque quiero sea conocedores de los términos de emisión del concurso “espíritu Ribera” Inadmisibles su redacción y claúsulas. Y a ser posible transmitan a PhotoEspaña estas quejas.
Me llamo Alegría Lacoma Lanau, soy fotógrafa y gestora cultural. Entre mis actividades está la colaboración con varios colectivos de fotografía en la difusión de eventos, todo tipo de eventos, exposiciones, becas, convocatorias artísticas, talleres, cursos… y como no, concursos de fotografía.
Me disponía a colgar en una red social la noticia de la apertura de PhotoEspaña 2016 cuando me llama la atención el Concurso sobre el vino organizado por PhotoEspaña y Patrocinado por la Denominación de Origen Ribera del Duero. Concurso denominado “Espíritu Ribera”.
Leo las bases y aún ahora sigo sin dar crédito de la esta convocatoria. Me cuesta entender como un certamen consolidado como PhotoEspaña ha podido difundir este concurso con estas bases y estas condiciones,
Da la impresión que el “espíritu” del concurso sea ” bueno, que me envíen fotos, que me financio la imagen de la campaña de catas prácticamente gratis, que me lleno las salas de buenas fotos, y encima todos contentos porque los participantes exponen sus fotografías en una exposición itinerante por Madrid y Barcelona, pero no se sabe muy bien donde” Y todos contentos.
Indigno para dos entidades como PhotoEspaña y Ribera del Duero.
Bases:
“Podrán participar todas las personas físicas mayores de 18 años. Los menores que quieran participar deberán solicitar a su padre/madre o tutor legal la autorización correspondiente, tanto para inscribirse y participar en el concurso, como para recibir el premio, en el caso de que sean premiados. Si quieres solicitar la autorización, descarga el formulario aquí.”
Hombre, leo, hay un premio. A ver en que consiste. Pues no hay ninguno, consiste en una exposición de las seleccionadas. ¿Que sentido tiene la frase “Recibir el premio”?
Continúo con las bases:
“La participación es gratuita”. (Vaya, menos mal)
5.- Derechos sobre las fotografías a concurso (entramos en harina)
Con el fin de poder llevar a cabo cuantas acciones promocionales y de difusión del concurso considere necesarias la organización, todos los participantes cederán a PHotoEspaña y a D. O. Ribera del Duero de forma exclusiva y con carácter gratuito, los derechos de reproducción y comunicación pública de las obras presentadas a concurso. La cesión de dichos derechos permitirá a las instituciones convocantes tanto transformar las obras técnicamente en la medida en que ello sea necesario para adecuarlas al formato, imagen o apariencia de Internet o cualquier otra tecnología susceptible de adscripción a Internet, como reproducirlas en los soportes físicos que estimen convenientes. La cesión de estos derechos quedará circunscrita únicamente al ámbito del concurso y la exposición posterior.
” Los participantes cederán de forma exclusiva los derechos de reproducción y comunicación pública….” ¿Significa esto que los autores/as de las fotografía no podrán difundir sus imágenes de manera individual?. También los concursantes permiten la transformación de las imágenes. Lo dicho: “que me envíen fotos que me financio la campaña publicitaria de manera gratuíta en todos los soportes posibles” Bueno, cierto es, la organización tiene que financiar las ampliaciones de las fotos etc.. (Un dineral… en fin)
6. – Premios (Aquí llega lo más llamativo del “concurso”)
“Se seleccionarán 5 fotografías por cada categoría con las que se formará una exposición de 15 fotografías en total y las tres mejores de cada categoría serán presentadas en las catas que Ribera del Duero realiza en Barcelona y Madrid. Los ganadores serán 3, uno por cada categoría y sus fotos se pondrán en venta no solo el día de la exposición, sino que también durante las catas en Madrid y Barcelona. En el caso de que se produjera alguna venta, el autor de las fotografías recibiría íntegramente el importe resultante de la misma, por tanto los autores deben ceder a la institución los derechos totales de exhibición, reproducción y venta de las obras premiadas” .
Se seleccionan 5 pero los “premiados” son 3 ¿¿¿???
Resulta que el “premio” es la posibilidad de venta de esas fotos. Venta de fotos. Bueno, no es mala idea, es una manera de remunerar a las personas que han puesto todo su esfuerzo , ilusión y buen hacer en realizar las imágenes. Pero… ¿Que precio tienen esas imágenes?¿Quien pone el precio? ¿ Las entidades organizadoras, los/las autores/as ? ¿De verdad la organización del evento se preocupará por vender estas fotos? ¿Y cuantas copias de esas fotos son susceptibles de venta? ¿Sólo 1, o más? ¿La entidad gestora asumirá las funciones de galería?.
Y otro detalle.
En todo concurso fotográfico que se precie, hasta en el más modesto (y este no lo es a tenor de las entidades que lo convocan) se especifican unas condiciones de envío, por ejemplo: Formatos. Si es en JPG, si Raw, si Tiff, Psd, o el que sea. Fundamental indicar el formato de esas imágenes. También el peso de las imágenes. (entre un máximo y mínimo de peso en megas, pixeles etc…, con o sin marcas de agua…etc…No especifica nada. Y eso denota una cierta dejadez y falta de interés por lo que es emitir un concurso de fotografía.
Me podría extender en más detalles de este concurso. pero lo voy a dejar.
La sola redacción de estas bases está lejos de cualquier código de buenas practicas y transparencia relativo a las artes plástica y/o visuales que una entidad como PhotoEspaña debería tener en cuenta. Estas condiciones no son dignas de una entidad de este tipo.
No obstante recibirán fotos, a la gente le hace ilusión que sus fotos se expongan por ahí. Y la organización tendrá buenas imágenes para “Ilustrar sus eventos” Y a un módico precio en gastos.
Adjunto pdf con las bases.
Un saludo: Alegría Lacoma Lanau.
No te quiero contar como está el patio si te vienes a Andalucía la baja.
Tristemente, lo que describes es una realidad nacional que por desgracia tiene difícil solución. No se valora el trabajo de los fotógrafos profesionales o semiprofesionales cuando les estás pidiendo que trabajen gratis a cambio de nada o a cambio de poner su firma y URL en la foto, que para el caso es nada de nada. Esto no da de comer, señores!!!
Aún dándote la razón en toda su exposición, quería hacer un apunte al párrafo en que hablas de la propiedad intelectual, industrial y demás. Si bien es cierto que como fotógrafo no puedes renunciar a la propiedad intelectual (la foto la has hecho tú y solo tú, y por tanto este derecho es inviolable), sí que puedes ceder la explotación de tu trabajo por un tiempo (limitado o ilimitado) y que otro se beneficie sin limitación alguna del mismo. Y esto será lógico en función de lo que te paguen por tu trabajo, como es lógico. Yo he vendido imágenes con cesión temporal, con cesión para un solo uso, con exclusividad y sin exclusividad, y todo dependerá de lo que te paguen por ello.
En lo que no estoy de acuerdo contigo es en lo relativo a las fotos inéditas y asumir los costes de las posibles demandas. Esto recae sí o sí sobre el fotógrafo, que es el autor de la imagen, y no sobre la persona o institución que la adquiere, ya que no puede conocer el origen de la fotografía. Si tú copias una fotografía protegida con derechos intelectuales (si es que se puede proteger como tal), o robas de un banco de imágenes una fotografía, y después la vendes a un tercero y hay una demanda, esta recaerá sobre ti como autor de la misma. Del mismo modo, si realizas una fotografía sin permiso en un lugar privado o en to fotografía aparecen personas que no te han dado el permiso correspondiente, también tú serás el culpable en caso de demanda. De hecho, en algunas compras de fotografía te exigen el contrato con los modelos o personas que aparecen en la fotografía, y a mí me parece muy lógico.
Le veo difícil solución a la situación de la fotografía en España, la verdad.
Sí, José Ramón, conozco perfectamente lo que planteas y estoy de acuerdo. Pero el contrapunto, mi comentario, incidía en la paradoja de que tú cedas los derechos de explotación de tus imágenes a cambio de nada (si no eres uno de los afortunados con 200 €, lo que se supone que es la excepción) y el premio a tu desinteresada aportación puede ser una demanda de la (o de las) personas que aparecen en la foto contra tí. Es decir, una demanda, con todo el perjuicio que esto supone, contra cero patatero de beneficios. En unas bases bien redactadas, y por descontado en otro contexto más justo, debería figurar una cláusula que avisara que ninguna foto sin los correspondientes derechos de imagen incluídos será admitida, dado que puede ser utilizada a efectos publicitarios. Pero esta puntualización dejaría en evidencia a los organizadores. Los fotógrafos profesionales lo sabemos y, por eso, parte del presupuesto de la producción, a veces se destina a pagar honorarios a un ayudante que se encargue de resolver la parte burocrática.
Todo esto ocurre ya que nunca se recuerda que existe una Federación Nacional o Autonómica de Fotografía, total- mente sin ámbito de lucro, la cual puede aconsejar, organizar y fallar tales concursos. Claro todo el mundo es sabio en su cometido y se confeccionan unas Bases inaceptables y/o abusivas. Solución, de no existir el reconocimiento de una Federación o Confederación de Fotografía no presentar.
En el ámbito literario sucede muchas veces algo parecido (concursos que, con un sólo y triste premio, se abastecen del material suficiente para la edición de un volumen a costa del esfuerzo de los participantes).
Celebro que, por lo menos, no cedáis y mostréis vuestra disconformidad. Quizás así, poco a poco conseguiremos cambiar esta tendencia, aunque sea a partir de la vergüenza pública que puedan sentir los organizadores.
Un saludo.